miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 6


Le hice una pequeña mueca y seguí por mi camino.  Agarré las asas de mi mochila lo más fuerte que pude y apreté los dientes. Mi paso se iba acelerando cada vez más, hasta que unas manos me cogieron por la cintura y me detuvieron. Me giré nada más sus manos rozaron mis caderas, y allí le vi. Iba con unos vaqueros oscuros y un jersey de lana color beis.
Sonreí forzosa mente y le di un guantazo en la cara. Me volví a reír, pero esta vez no fingí absolutamente nada y salí corriendo lo más rápido que pude, pero como era de esperar, a los pocos segundos me alcanzó. Me subió sobre sus hombros y fuimos andando en dirección contraria, hasta su coche.
Empecé a patalear, pero no sirvió de nada. Me soltó y me metió directamente en el coche.
- Styles, ¿te han dicho alguna vez que eres un idiota? -.
- Cariño, tengo nombre, y si, no eres la primera que me lo dice, no tienes ese honor -.
- Sé perfectamente que tienes nombre, pero no me da la gana decirlo. Tú me acosas y yo te llamo por tu apellido -.
Me crucé de brazos y volví mi cabeza hacia el frente.
En estos momentos le odiaba con todas mis fuerzas. Lo odiaba como nunca antes había odiado a nadie.
Se cree que iba a  tener algo conmigo. Já, pues lo lleva claro el chico. Piensa que todas somos unas chicas facilonas, de esas que en un día puedes llevarte a la cama. Y seguro que más de la mitad de este país son así, pero precisamente yo, no soy así ni de lejos.

Pasaban los minutos y no tenía ni idea de a donde me llevaba, pero tampoco me molestaba mucho en preguntar.
Saqué mi móvil y envié un mensaje a mi madre diciéndola que no iba a ir a comer, que me iba con las chicas por ahí. Mentira.
El reloj no se detenía y notaba como si cada vez nos alejáramos más y más de la civilización.

- Paola, despierta, que ya hemos llegado -.

Notaba como mi cuerpo le movía lentamente, como un zarandeo. Bien, me había quedado dormida.
Abrí los ojos poco a poco, pero el sol me cegaba.

Cuando los conseguí abrirlos del todo, me quedé sin habla por lo que estaba viendo.
El típico mantel de cuadros con una cestita de madera, sobre un gran prado verde donde se podía ver toda la ciudad.
Salimos del coche y fuimos andando hasta allí.
- Valla, si parece que te lo has currado y todo Styles -.
- ¿Solo lo parece? Anda di la verdad, te encanta -.
- No te emociones rulos. No está mal para ese poco cerebro que hay en tú cabeza, tampoco me quejo, soy una chica sencilla -.


Estuvimos toda la tarde riéndonos mientras charlábamos. Teníamos muchísimas cosas en común.
- Con que deportista ¿no? -.
- ¡Por supuesto! Voy a clases de baile, allí conocí a Bea y a Mar, pero adoro el atletismo y la natación. De pequeña iba a competiciones juniors de relevos, era algo que adoraba, pero después me empecé a interesar por la música -.
- Vaya vaya, eres toda una caja de sorpresas – dijo poniendo una mirada misteriosa, y no mentiré, me quedé totalmente atónita.
- Por dios, deja de hacer eso enserio, me pones realmente nerviosa -.
- ¿Hacer el qué? -.
- Lo sabes perfectamente. Esa mirada de ojos verdes será la que pones a todas las tías que te quieres tirar ¿no? -.
- Joder, ya empezamos con el temita otra vez. Me gustarán las mujeres, pero las respeto. Mi madre me ha inculcado valores desde pequeño. Pero si para ponerte nerviosa voy a tener que poner esa mirada, lo haré sin pensármelo dos veces.
- Para el carro ricitos. Esas armas de seducción tuyas no funcionan conmigo, en absoluto. Ni siquiera te has ganado mi confianza, a si que, empieza por eso.

Dejó enseñar aquella sonrisa con sus preciosos hoyuelos. ¿Preciosos? ¿Paola, acabas de decir…preciosos? Vale, debo tener fiebre o algo.


La tarde transcurrió tranquila, con algún que otro silencio incómodo, pero nada fuera de lo normal.
Eran las seis y media de la tarde, y supuse que mi madre estaría un poco preocupada por mí, a si que nos dirigimos hacia mi casa. Le dije que no aparcara muy cerca de casa, ya que los muros solían tener ojos.

Dije un simple ‘’adiós’’ y me bajé del coche. Al andar unos pocos metros escuche el pitido de un coche que se repetía una y otra vez.
Fui corriendo hacia él y le di una colleja.
- ¿Estás tonto? ¡Uy! Perdona la pregunta, no me acordaba de que ya lo eras -.
- Ja, ja, ja, muy graciosa. Solo quería decirte que me ha gustado la cita de hoy, espero que se repita -.
- Bueno, no ha estado mal, pero yo prefiero llamarlo ‘’salida de amigos’’ -.

Los dos echamos una sonrisa un tanto irónica, y nos quedamos mirándonos a los ojos. Dios, siempre me miraba de la misma forma, y cada vez que lo hacía me ponía más nerviosa. Pero no, me prometí no estar con un chico así, no puedo.
Una llamada me sacó de mis pensamientos haciendo que volviera a la realidad.

- Bueno, e-esto yo ya me voy, me reclaman en casa – me acerqué y le di un beso en la mejilla. – Hasta mañana rulos -.
- Hasta mañana bailarina -.


Entré corriendo a casa y mientras saludaba con un simple ‘’ buenas noches, os quiero’’, subí las escaleras de mi habitación.
En cuanto me volviera a encontrar con mis padres me esperaría una charla muy larga, pero ahora lo único que quería era hacer los deberes y ponerme el pijama para irme a la cama pronto. Había sido un día muy largo, y aunque no fueran ni las ocho de la tarde, necesitaba descansar mis ojos.

Después de estar casi una hora estudiando física y química e historia, me tumbé directamente en la cama. Notaba como mis ojos se iban cerrando lentamente, cada vez más, a si que no me opuse y me quedé dormida.


Sonó el despertador y me desperté. Al levantarme empecé a ver todo de color negro y caí redonda al suelo.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Capítulo 5


Cerré la puerta a mis espaldas y me apoyé sobre ella, deslizándome hacia abajo terminando sentada.
La verdad, todo lo que había sucedido hoy parecía un sueño, un sueño inesperado.
Cuando subí la vista, me encontré a las chicas cuchicheando a pocos centímetros de mí.
- Aquí sin cuchicheos ¿eh? -.
- Te puedes hacer una idea de lo que estamos diciendo. A parte, tarde o temprano nos ibas a contar lo que ha pasado, aunque de eso ya nos hacemos una idea nosotras – dijo Mar giñándome un ojo.
Yo solo me limité a reírme.

Mis padres nos llamaron pronto para ir a cenar, pero yo no probé absolutamente ni un bocado.
- Hija, has dejado intacta la cena, ¿te pasa algo? -.
- No nada, simplemente que no tengo mucho hambre, he comido muy bien hoy -.
- Esa es la primera opción, la segunda es que está intentando mantener la línea para alguno de esos cinco que había hoy aquí -.
- ¡Papá! Últimamente estás muy gracioso, ¿no? Pero solo es que no tengo hambre, nada más -.
- Pues a mi esos chicos me han caído muy bien, sobre todo el chico de rizos -.
- Eso es porque no le conoces… – dije yo en medio de un susurro -.

Cuando recogimos la mesa, las tres subimos a nuestra habitación a preparar las otras dos camas.
Una vez que ya estaba todo listo, mi móvil empezó a vibrar, pero antes de que yo pudiera cogerlo, Bea se me adelantó.
- Veamos que hay por aquí…
‘’ Buenas noches princesa, espero que haya muchas noches como esta. Te quiere, el vecino xx. ‘’
- ¡¿Qué?! -.
En cuanto Bea terminó de leer el mensaje le quité el móvil rápidamente para leerlo yo.
- Que mono… - dije -.
- Paola, haber que hacéis, que te veo venir – dijo Bea.
- ¡Eres una cerda! Tengo quince años por dios. Pero me dirás que no ha sido mono enviándome el mensaje -.
Las dos me pusieron una cara risueña, imitándome, y yo después las tiré un cojín.
Hicimos una pequeña pelea de almohadas hasta que todas terminamos agotadas y nos acostamos para dormir.


A la mañana siguiente, me desperté más pronto de lo esperado. Ninguna de las chicas estaba despierta, a si que bajé a la cocina y allí vi a mis padres. En la mesa estaba puesto el desayuno y en el centro un gran ramo de rosas.
- Buenos días cariño – dijeron mis padres.
- Buenos días. Mamá, estás flores son preciosas -.
- Me alegro de que te gusten, porque son para ti. Y no, no las he comprado yo.
Mis ojos se abrieron como platos al escuchar aquellas palabras. Acerqué el ramo hacia mí y busqué alguna tarjeta.
Entre todas aquellas flores había un sobre color azul cielo con mi nombre escrito. Me alejé de allí y me senté en uno de los sillones que había en el salón.
Lo abrí, y empecé a leer.
‘’ No soy uno de esos grandes poetas que saben expresar sus sentimientos con fluidez, ya lo sabes. Simplemente decirte que gracias por todo, gracias por la tarde de ayer Paola.
PD: Si para que me des un beso me tengo que portar como un cabrón, te juro que lo haré. Zayn xx. ‘’

Me llevé la carta hacia el pecho y empecé a sonreír como una tonta.
Subí rápidamente las escaleras y fui hacia mi habitación donde todavía estaban las chicas. Abrí las cortinas y dejé que el sol iluminara todo el dormitorio.
- ¡Venga panda de vagas, que es hora de levantarse! -.
Las dos empezaron a moverse en la cama, de un lado a otro, a si que les quité la sabana de un tirón y las empecé a balancear.
- Vamos, que el desayuno ya está listo, que os tengo que contar una cosa -.
Al decir eso, las dos se levantaron tan rápido que cuando me quise dar cuenta ya estaban en la cocina.
Llevé el ramo de rosas a mi habitación. Lo coloqué en la mesa de estudio, al lado de la ventana. Giré la cabeza y allí le vi, con unos pantalones vaqueros y sin camiseta. No lo pude evitar y me mordí el labio. Él miró por su ventana y nuestras miradas se encontraron. Yo me limité a agachar la cabeza mientras me reía.
- Mírala Bea, nuestra enana se nos ha enamorado -.
Al escuchar la voz pegué un brinco del susto.
- Joder, últimamente no gano para sustos – dije recordando lo de Harry.
- Bueno, ¿qué era eso que tenías que contarnos? -.
Cogí la carta de la mesilla y se la di. Yo mientras busqué en el armario la ropa que me iba a poner.
- Joder, un beso que le das y el chaval se vuelve loco – dijo Mar.
- Bueeeno, a lo mejor no solo fue uno – dije a medida que iba bajándola voz.
Las dos se giraron hacia mí con los ojos como platos, y las conté todo lo que paso al despedirnos, aunque era algo que ya se esperaban.


Salimos las tres de casa en dirección al instituto. Hoy era jueves, por lo que solo teníamos seis horas de clases.
Cuando llegamos a la puerta principal todavía quedaban diez minutos para que nos dejaran entrar. Alguien me tapó los ojos con las manos, y a modo de reacción, le di un codazo en el estómago. La mano se apartó de mi cara y pude abrir otra vez los ojos.
- ¡Zayn! Dios, ¿estás bien? -.
- La próxima vez vendré preparado para tus golpes – dijo llevándose los brazos al estómago y agachándose más y más.
- ¿Y cómo quieres que reaccionara? Imagínate que es un violador o alguien que me quiere robar -.
- Eso no pasaría nunca, estaría yo para protegerte – dijo incorporándose un poco.

Me acerqué a él y cogí su barbilla para que me mirara.
- Muchas gracias por las flores -. Me acerqué más a él.
Podía notar cómo se ponía nervioso, y yo me reía. A sí que para bajar un poco la tensión, le di un corto beso en los labios.
- Enserio, me han gustado mucho, las he puesto en mi habitación y todo. Así siempre me acordaré de ti. Valla, que cursi a sonado eso -.
Él rió.
- Pues que sepas, que las cosas cursis que dices, me encantan -. Cogió mi cintura y de un impulse me arrastró hacia él.
- Si si, no seas pelota, que no te voy a dar otro beso -.

Sonó el timbre y le di un beso en la mejilla.

Las clases transcurrieron como siempre, lentas. Y sinceramente no había atendido ni a la mitad de ellas. Estuve pensando en todo lo que había pasado desde que Zayn pasó a ser mi vecino. Cambiaron muchas cosas en mi vida. Contaba con un amigo más, uno que se que es de verdad, aunque después de lo de ayer, no sé si somos amigos…o que somos. Haber, yo le quiero mucho, pero no se diferenciar si ese sentimiento es de amistad, o de amor. Al estar cerca de él, no siento mariposas en el estómago, pero sin embargo, cuando me mira, es como… no sé explicarlo.


Terminó la última clase y todos nos dirigimos hacia la puerta. Hoy Zayn se iba a casa de sus abuelos y no estaría los dos días siguientes, a si que nos despedimos y las chicas y yo nos fuimos a casa.
Cuando andamos poco más de un metro, vimos a un chico apoyado en un coche que nos sonaba muchísimo. Él se quedó mirándonos, pero me extrañó mucho que en pleno mes de noviembre llevara puestas unas gafas de sol.
Se las bajó y me giñó un ojo. Me quedé de par en par cuando vi aquellos ojos otra vez. Me acosa hasta en el instituto.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Capítulo 4


Antes de que pudiera contestar Zayn se abalanzó hacia mí dándome un abrazo.
El mejor abrazo que me habían dando nunca. Cuando se separo de mí nos quedamos el uno en frente del otro, sin saber que decir, sin palabras de por medio. Cada vez estábamos más, y más cerca, hasta que solo nos separaban centímetros de por medio.
Me iba haciendo a la idea de lo que iba a suceder en segundos, a si que rápidamente le dí un beso en la mejilla, y con un gesto le dije que entrara en casa.
Solté un pequeño suspiro y entré yo también. Estaban todos en el salón tomándose unas tazas de café.
- Como esperáis a los demás, ¿no? Aunque veo que vosotras dos estáis más atentas a otras cosas -.
Mar y Bea se pusieron rojas a más no poder, lo que hizo que todos nos empezáramos a reír.

La tarde transcurrió normal, como si fuéramos unos amigos de toda la vida tomando algo juntos. Louis no paraba de hacer chorradas todo el rato, y yo como soy de risa floja, prácticamente me reía por todo lo que hacía.
Cada vez que pasaba más tiempo, las chicas se iban soltando más y más. Notaba como Niall ponía nerviosa a Mar ya que no paraba de mirarla y ella se ruborizaba poco a poco.
- Oye, ¿y si cantáis algo? Me han dicho que no cantáis nada mal en directo – dije.
- ¡Por supuesto! – contestó Niall. – Voy un segundo al coche a por mi guitarra.
- No te preocupes, yo tengo una en mi habitación, ahora mismo te la traigo.
Subí por las escaleras y me dirigí a mi dormitorio, abrí una caja que estaba en mi armario y la saqué de la funda.
- ¡Bú! -.
- ¡Aah! ¡Harry, eres idiota! -.
Me acerqué a él y le fui dando golpes lo más fuerte que podía, hasta que me arrinconó a la pared y me sujetó los brazos.
- Vuelve a hacer eso y te juro que la próxima vez que te vea me aseguraré de tener un paraguas cerca de mí -.
Me cogió las manos y me las puso alrededor de su cintura mientras se iba acercando hacia mí.
- Styles, no me pones nerviosa. No soy una de esas chicas que en cuanto la miras se rinden a tus pies y a partir de ahí ya babean por ti. Lo siento, pero yo no soy de las de un polvo de una noche  -.
Quité las manos de su cadera y cogí la guitarra para salir, pero agarró por el brazo haciendo que nos quedáramos a milímetros de distancia.
- No te preocupes, tenemos mucho tiempo por delante. Me da a mí que nos vamos a ver más de un día, a si que no tengo prisa, y no me gusta que me pongan las cosas fáciles. Ves, somos tal para cual -.
Solté una pequeña risa irónica. Con una sonrisa pícara le cogí del cuello de la camisa e hice que nuestros labios se rozaran, haciendo amagos de beso. Hice que su deseo de juntar nuestros labrios saliera, y me encantaba jugar con él.
Me acerqué a su oreja y le susurré: ‘’ Sueñas mucho Styles, no te hagas muchas ilusiones. No soy una chica fácil, eso te lo aseguro. Y de momento, no me interesas. ‘’
Bajé las escaleras corriendo hasta el punto de que casi salgo rodando por ellas.
- Te dábamos por perdida bicho – dijo Liam.
- ¿Bicho? Perdona, ¿pero desde cuando me llamas así? – pregunté dándole la guitarra a Niall y poniendo los brazos en jarra.
- Un acto reflejo, pero a partir de ahora te voy a llamar así, me ha gustado el mote -.
- ¡Porque tengas unos cuantos años más que yo no tienes derecho a llamarme así! Pero te lo perdono porque me caes bien – dije mientras le daba un abrazo.
En ese momento bajo Harry, y yo me reí por lo bajo.
- Bueno, ¿empezamos ya? – dijo él lo más serio posible.
- Oye, ¿alguna de vosotras sabe cantar? – dijo Niall tocando algunos acordes en la guitarra.
Miré a las chicas haciendo una mirada con los ojos para que ellas no dijeran nada.
Nos dirigimos a los chicos y las tres negamos con la cabeza.
Niall empezó a tocar y los demás le siguieron cantando. I won’t give up, de Jason Mraz. Una de mis canciones preferidas.
Me pasé toda la canción tarareándola, y aunque tenía ganas de ponerme a cantar en ese mismo instante, no debía hacerlo.
En mitad de la melodía, me llego un mensaje al móvil:
‘’ Se ve que el morenito no te quita la vista de encima. Bea xx ‘’
Al leerlo, se dibujo una sonrisa en mis labios, y ella se dio cuenta. Levanté la vista haber si era verdad y sí, allí estaba él, sentado con los brazos en las rodillas. Mi mirada se cruzó con las suya, y un pequeño escalofrío recorrió por mi cuerpo.

- ¡Hola cariño! Ya hemos lle...-
Joder. Menudo susto me he metido.
- ¡Mamá! ¡No sabía que ibais a llegar tan pronto!.-
Rápidamente me levanté y les fui a dar dos besos a cada uno. Los demás se levantaron del sofá rojos de la vergüenza.
- ¿Pronto? A mí las diez y media para un miércoles no me parece muy pronto que digamos -.
- ¡¿Diez y media?! Joder lo siento, se me ha pasado la hora, no me he dado cuenta -.
- Esa boca – dijo señalándome con el dedo, a lo que los demás empezaron a reírse suavemente – ¿No me vas a presentar a tus amigos? -.
- Perdón. Em… sí claro. Estos son Niall, Harry, Louis y Liam -.
- Encantados – contestaron todos al unísono.
- Igualmente chicos, soy Carmen -.
- Bueno, nosotros nos tenemos que ir yendo – dijo Liam – Un placer -.
-  Pues hasta la próxima, que conociendo a mi hija, me da a mí que va a ser pronto -.
- ¡Mamá! -.
- A saber que habréis estado haciendo – gritó mi padre desde la cocina.
- Gracias papá, gracias por tú ayuda -.
Salimos de mi casa y las chicas y yo les acompañamos hasta el coche.
- Ya nos veremos chicos – dijo Zayn despidiéndose.
- ¡Eso espero! A sido un placer – dije yo imitando la acción de Zayn.
Las chicas también se despidieron, los chicos se montaron en el coche y arrancaron.
- Chicas, meteos en casa y llamad a vuestras madres. Esta noche os quedáis aquí a dormir -.
- ¡Vale! Y así os dejamos un rato tortolitos – dijo Mar giñándome un ojo mientras entraban.

Los dos nos quedamos allí, sin saber que decir, simplemente mirándonos.

- Zayn… solo, darte las gracias. Por la rosa, por traer a los chicos, por todo lo que ha sucedido hoy -.
- No hay de que peque, los amigos estamos para eso. A parte, no te merecías nada de lo que hecho estas últimas semanas, las gracias te las tendría que dar yo, por perdonarme -.
Fui hacia él y le di un enorme abrazo. Uno de esos en los que los sentimientos salen y fluyen, uno de esos de los que tienes entres tus brazos y nunca quieres que acaben, de los que sabes que son de verdad.
Al separarnos nos quedamos a pocos centímetros, y mi mirada se dirigió a sus labios, sin pensarlo. Levanté la vista y vi que él hacía lo mismo. Simplemente sonreí.
A los pocos segundos nuestras miradas se encontraron, y no dudé ni un segundo en besarle.
Un beso al que él me correspondió, un beso corto pero lleno de emociones.
- ¡Paola, entra en casa ahora mismo! -.
- Mi madre, como no. Hasta mañana – dije mientras le daba un beso en la mejilla.
- Hasta mañana Paola -.

Solté una pequeña sonrisa y entré a casa, preparada para las preguntas que vendrían de camino.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Capítulo 3


Habían pasado dos semanas desde la última vez que estuve con Zayn, la última vez que nos dirigimos la palabra.
Íbamos juntos a la mayoría de las clases aunque él iba un par de cursos más adelantado que yo, y ni si quiera ha habido una mirada.
¡Es un imbécil! Se comporta como un crío de cinco años, un niño que en cuanto no tiene lo que quiere se coge una rabieta y se enfada.
Lo único que se me ocurre pensar es que esté así porque no le deje besarme, y si ha sido por eso tampoco lo veo normal como para ignorarme, hacer como si no existiera
Pero ya está, decidido. Hasta aquí hemos llegado. De hoy no pasa, y va a escuchar cada palabra que salga de mi boca.

Me pasé todo el día buscándole, pero no daba ninguna señal de vida. Les conté todo lo ocurrido a Bea y a Mar, ya que últimamente no había tenido mucho contacto con ellas. Con todo lo que las conté, conseguí que se quedaran de piedra.

Las dos y diez.
Las clases había terminado por hoy, a si que las chicas y yo pusimos rumbo hacia mi casa para ir todas a comer.
Entonces cuando menos me lo esperaba, allí le ví. Estaba en un callejón, apoyado en una farola fumándose un cigarrillo acompañado de cuatro chicos más.
- Chicas, esperadme aquí un momento -.
Dicho esto, fui caminando rápidamente hacia el grupito de chicos.
- Tenemos que hablar – dije en frente de Zayn con tono enfadado.
- Tú y yo no tenemos nada de qué hablar guapita – contestó tirando la colilla echándome el humo en la cara, a lo que yo reaccioné acercándome más a él.
- Mira vecinito, no me toques más las narices que ya me las has tocado bastante ¿vale? A si que ahora me vas a escuchar y vas a estar bien calladito. Solo tengo unas cosas que decirte, no te quitaré mucho de tu tiempo de superestrella.
Eres un cobarde, no eres más que un simple cobarde. Un niño mimado que lo quiere todo y tiene que ser dicho y hecho. ¿Pero sabes que pasa? Que la vida real no es así. En la vida real hay que saber esperar, que todo pasa en su momento, y si pasa es por una razón. 
¿Te enfadaste porque no tuviste un beso? Pues toma, aquí tienes tu beso.
Le cogí por la nuca y simplemente lo atraje hacia mí y lo besé, un beso al que él no respondió pero que sin embargo, me trasmitió un sentimiento que no puedo describir. – Espero que ya estés totalmente contento -.
Fui a coger mi mochila dispuesta a irme cuando me giré y vi a las chicas con los ojos fuera de las órbitas y la boca que les iba a llegar al suelo.
- ¡¿No os he dicho que esperarais fuera?! -.
Ellas no contestaron. Parecía hipnotizadas.
Finalmente cogí mi mochila y antes de seguir andando, me volví a girar hacia él ya más calmada.
- Mira Zayn, tendrás 18 años, pero te puedo asegurar que mis 15 están mucho mejor puestos que los tuyos -.
Salí de aquel callejón, aún sin creerme lo que había salido de mi boca minutos atrás.

 Cuando llegamos a mi casa, la comida ya estaba preparada. Nos sentamos  las tres en silencio, hasta que una de nosotras decidió romperlo.
- Paola, te acabas de dar cuenta de que acabas de…de dar… pues eso… -.
- Lo que Bea intenta decir, es que ni te has dado cuenta de que acabas de dar tu primer beso – dijo Mar terminando la frase de Bea.
Al escuchar eso me atraganté con el vaso de agua. No me había dado ni cuenta. Joder, tengo 15 años y era mi primer beso. Y encima con uno de 18. Pues tampoco era para tanto la verdad. Y tampoco he cometido un delito ya que no tengo ninguna relación amorosa con él.
- Bueno sí, mejor cambiamos de tema – contesté avergonzada.
En ese momento mi móvil empezó a sonar. Un mensaje nuevo. Número desconocido.
‘’ Ve a tú habitación y asómate por la ventana ‘’.
Mi cara fue extraña al leer el SMS, pero sin pensármelo dos veces hico lo que ponía.
Subí las escaleras tan rápido como pudo y abrí aquel cuadrado para asomarme. Ahí estaba él, con su perfecta sonrisa y con una rosa blanca en la mano.
- Por aquí huele un poco a arrepentimiento, ¿no crees? -.
- ¿Puedo pasar o me vas a tener aquí todo el día? – dijo llevándose una mano al pecho.
- ¿Enserio me vas a hacer elegir Malik? Yo que tú no daría muchas ideas… - contesté poniendo cara picarona – Ya voy a abrirte tonto -.
Fui por todo el pasillo sonriendo con  cara tonta, pero esperaba que mereciera la pena.
Mar y Bea estaban en el salón tumbadas viendo la tele, pero cuando llamaron al timbre se levantaron corriendo a abrir la puerta.
De detrás de ellas apareció un chico rubio de ojos azules. Seguido de él entraron un chico de pelo rizado y otro con unos tirantes, para después pasar un chico de ojos marrones. Pasaron todos excepto Zayn.
Los cuatros saludaron a las chicas de forma normal, pero las chicas estaban petrificadas.
- Valla, si llego a saber que las chicas se quedan así, nos os hubiera ni dejado pasar – dije en tono irónico.
- No te preocupes, suele pasar a menudo – contestó el chico rubio – Soy Niall, encantado – nos dimos la mano.
Estos son Liam, Harry, y Louis, y a tú Romeo creo que ya le conoces.
- ¡Oye! ¿Desde cuándo es mi Romeo? ¿Qué me he perdido? Por cierto, ¿Dónde está? -.
Los cuatro chicos me señalaron la puerta al mismo tiempo. Yo simplemente fui a abrirla y allí le ví, de la misma forma que cuando me asomé por la ventana. Pensé en ir corriendo y darle un abrazo, pero no le iba a poner las cosas tan fáciles.
- ¿Quiere algo Señor Malik? -.
- Toma, esto es para ti – dijo dándome la rosa.
- Gracias… ¿algo más? -.
- Pues… esto…bueno yo… ¿me vas a hacer sufrir de esta forma? -.
- ¡Por supuesto que sí! Pero como me das penilla, te haré sufrir menos de lo esperado – guiñé un ojo. - ¿Tiene algo que decirme? -.
- Pues… que lo siento. Siento haberme comportado como un cobarde, por haberte ignorado estas semanas. Sinceramente no sé porque lo hice. Y te juro que me arrepiento de todo lo que hice. Sé que ha estado mal mi comportamiento, y que todo lo que has dicho hace unas horas es totalmente cierto.
¿Me perdonas?

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 2


- Hombre, dichosos los ojos chico nuevo -.

En ese momento se giró hacia mí. En sus manos tenía unos cascos que se puso al instante, ignorándome por completo.
No hay cosa que más me fastidie que pasen de mí sin razón, y como tenía que ir al mismo sitio que él, no dudé ni un segundo en seguirle.
Al encontrarme a su lado le empecé a llamar, pero no conseguía nada. Llevaba la música al máximo diría yo, a si que le quité los cascos en seguida, a lo que el reaccionó quitándomelos, pero yo me resistí.
- ¡¿Se puede saber qué narices estás haciendo guapita?! – consiguió decir mientras me quitaba finalmente los auriculares.
- Bueno, ya veo que alguien no se ha levantado con muy buen pie esta mañana.
Mira, no sé si lo de `chico nuevo´ que he dicho antes te habrá molestado, y si es así lo siento, a mí no me gustaba que me llamaran así hace unos cuantos años. Pero simplemente venía a saludarte – dije finalmente dándole la mano. – Si quieres empezamos de nuevo. Encantada, me llamo Paola.
Él me correspondió al saludo mientras se reía.

- Entonces no eres inglesa – dijo él con voz interesante.
- Que va, soy española. He nacido y vivido allí hasta los 4 años. Después me fui con la familia de mi padre a Italia hasta los 7, y finalmente me vine a vivir aquí. Y aquí sigo pasados 8 años.¿Y tú? No tienes mucha pinta de ser inglés de sangre, sin ofender… -.
- Bueno, mi madre es inglesa, pero mi padre es pakistaní -.
- Ya decía yo, demasiado morenito eras tú para este sol inglés. – Y nada más decir eso, nos empezamos a reír a carcajadas. – ¿Y todavía no has sido acosado por las fans? Digo, es lo típico de ser una estrella de la música, ¿no?

Cada vez que continuaba con la frase, sus ojos se habrían más y más.
- Sí, se que eres cantante. Pero no te preocupes, no soy una de esas fans locas que se te enganchan de la pierna para ir contigo a todos sitios -.
- Jajajaja, pues sinceramente, me alegro de que no seas de esas.
Al decir eso, yo me sonrojé como una tonta, pero no sabía el porqué. Sacar mis colores era una de las cosas que nunca había conseguido controlar.

El resto del camino había sido muy divertido. No parábamos de decir chorradas, por lo que la poca gente que había a esas horas de la mañana se nos quedaba mirando.
Yo le pregunté que si un día podía presentarse a mis amigas, ya que eran totalmente fans del grupo, y él me contesto con un simple ‘’cuando quieras’’.

Historia. Última hora de clase.
- Bien clase. Quiero que me hagáis un trabajo en parejas sobre la Revolución Francesa, el descubrimiento de América, o la Segunda Guerra Mundial en un país concreto. Ahora os iré nombrando y quiero que valláis sacando un papel de esta urna, sin hacer trampas.-
Los alumnos se iban levantando poco a poco, hasta que mencionaron mi nombre.
Cerré los ojos, cogí un papel cualquiera y lo abrí.
- ‘’Menuda sorpresa’’ – pensé.
Se lo enseñé al profesor y lo apuntó en una lista.
- Bien bien, la señorita Fini con el señor Malik, me entusiasma ver el trabajo que van a hacer los dos juntos – dijo el profesor intentando parecer interesante.
- Profesor, yo ya les iría poniendo la nota, un 2 máximo – dijo uno de los chicos que había en clase.
- Yo que tú me iría callando, ¿o quieres que llamemos a tú mamá y te traiga el chupete Ralf?.- Al terminar de decir eso todo el mundo empezó a reírse, pero el profesor lo interrumpió con una de sus caras.

Nada más terminar las clases, Zayn y yo nos dirigimos a la biblioteca preparados para empezar a hacer el trabajo.
Elegimos el descubrimiento de América, ya que era de lo que más fácil nos parecía. Acordamos que Zayn buscaría en todo tipo de libro que encontrara, yo buscaría en internet y después juntaríamos todas las ideas.
Nos tiramos más de dos horas así, recopilando toda la información que podíamos, hasta que decidimos seguir en casa para descansar un poco.
- ¡Dios mío! ¿Cuándo se supone que tenemos que entregar este trabajo? – pregunté yo tumbándome en la cama
- Se supone que dentro de dos días, pero el profesor no ha dicho que fuera obligatorio – contestó él arqueando las cejas.
- Já já já, muy graciosillo estás tú últimamente ¿no? – dije yo incorporándome.
- Encima te quejas, que intento hacerte reír -.

En ese momento, los dos nos quedamos mirándonos. Tenía unos ojos realmente preciosos, y en aquel momento me di cuenta de que no hacía falta tener los ojos claro para tener una bonita mirada.
Me quedé sumergida en mis pensamientos, seguramente sonriendo como una tonta. Y cuando reaccioné, notaba que cada vez se iba acercando más y más hacia mí, hasta el punto que podía notar su respiración y escuchar los latidos de su corazón. Nuestros labios estaban a punto de rozarse, hasta que giré la cabeza bruscamente.
- Lo siento, no debería, no puedo – dije con la mirada perdida.
Él simplemente no contestó. Seguimos con el trabajo, cada uno por su lado.

jueves, 30 de agosto de 2012

Capítulo 1


(*Narra Paola*)


13 de septiembre. 7:15 de la mañana.

Suena el despertador a ritmo de Maroon 5. Me levantó de la cama dando un grandísimo bostezo. Era el primer día del nuevo curso y todavía no estaba acostumbrada a despertarme antes de mediodía.
Nada más levantarme, hago la cama y me visto. Una camiseta de manga corta color morada, pantalones cortos vaqueros y unas mustangs negras.
Bajo a la cocina donde está mi madre y me pongo a preparar el desayuno.
- Buenos días mamá – dijo dándola dos besos.
- Buenos días cariño, ¿preparada para empezar el primer día? -.
- Ni me lo recuerdes, con lo agusto que estaría yo a estas horas en la cama… - contestó mientras me siento y empiezo a tomarme el colacao con galletas.
- Todos hemos pasado por eso, pero tú te acostumbras muy rápido a madrugar, a si que coge tu mochila y vete que si no llegarás tarde -.
Aunque estuviera todo lo perezosa que se pudiera, mi madre llevaba razón, a si que dejé el tazón de leche en el fregadero y me despedí con un ‘’Te quiero mamá’’ mientras salía por la puerta.

Al ir andando hacía el instituto, pude ver a dos chicas que me sonaban muy familiares hasta que las reconocí y fui corriendo hacia ellas.
- ¡Mar, Bea, esperar! – dije gritando mientras las dos se giraban con una sonrisa en la cara.
- ¡Paola! – dijeron las dos al unísono dándome un abrazo cada una.
- ¿Qué tal todo? ¿Las vacaciones bien? – me preguntó Mar agarrándome de la mano.
- Pues bien, ya sabéis lo de siempre. ¿Y las vuestras que tal? -.
- Igual que el año pasado, pero solo te recomiendo una cosa; Nunca te vayas de vacaciones  con una rubia que tiene obsesión por un grupo de música adolescente – contestó Bea mientras giraba la cabeza hacia Mar, a lo que yo contesté con una risa.
- ¡Oye! Dirás de mí, pero después eras tú la que se ponía a dar besos a mis posters donde aparecían ellos – dijo Mar mientras se cruzaba de brazos y yo seguía riéndome.
- Bueno bueno, ya vale de tanto grupo. Es el primer día de curso y se os nota la emoción a kilómetros de distancia eh - dije en tono sarcástico.
- Nadie del planeta podría emocionarse con una cosa así, pero yo espero que venga el típico chico nuevo, ¿de esos que nada más verles te roban el corazón? – contestó Bea mientras se ponía risueña.
- Y yo quiero el príncipe azul que me coja en caballo y que me lleve al País de Nunca Jamás – empezó a decir Mar mientras Bea la sacaba la lengua –. Y menos mal que de momento soñar es gratis, si no tendrías unas cuantas deudas –.
- Bueno, déjala a la chica, si es feliz… Y tú tienes novio, ¡normal que no tengas ningún sueño de estos! – dije intentando defender a Bea, pero a los segundos nos pusimos todas a reírnos mientras entrábamos a clase.

A primera hora nos tocaba Historia, y como era de esperar, la mayoría de la clase se puso a dormir, hasta que llamaron a la puerta y entraron la secretaría del edificio con un nuevo chico.
Éste era alto, de color morena de piel. Moreno de ojos oscuros con algunos tatuajes que se dejaban ver en sus brazos.
- Clase, os quiero presentar a todos a nuestro nuevo alumno Zayn Malik que viene desde Bradford.– Al terminar de presentar al chico, mi mirada se cruzó con la de Mar y la de Bea. Las dos se miraban mutuamente como si lo que estuvieran viendo un sueño hecho realidad, pero Bea le miraba de una forma diferente, una forma especial.
‘’’Oins, ya verás como esta se me enamora rápido’’ – dije en mis pensamientos, y cuando me quise dar cuenta el chico nuevo estada sentado a mi lado, así que lo mínimo que podía hacer era presentarme.
- Encantada, me llamo Paola – contesté mientras le daba la mano.
- Igualmente -.

El día transcurrió normal, con alguna que otra mirada de Zayn hacía mí, pero es algo que no le daba mucha importancia. Acababa de empezar el curso, y echarme novio era algo que no entraba en mis planes. A parte, acababa de conocer a ese chico, y no sentía nada por él. Feo no era, todo hay que decirlo, pero no era mi tipo. 
En el patio descubrí que era uno de los chicos de esa banda por la que se habían interesado Bea y Mar este verano, One Directon.
Cuando sonó el timbre de salida, me reuní con las chicas en las taquillas y al salir vi a mi padre en la puerta principal con su coche.
- ¡Papá, no sabía que ibas a venir a buscarme! Menos mal, así llegamos antes a casa, que me muero del hambre. Oye, ¿podemos llevar a Bea y a Mar a su casa que nos pilla de paso? -.
- Cariño, yo también me alegro de verte – dijo dándome un abrazo y riéndose a la vez – Claro que las podemos llevar, pero también tenemos que llevar a otro chico, no sé si lo conocerás, se llama… Zayn,Zayn... ¡Zayn Malik! -.
Al oír aquellas dos palabras se me abrió la boca de par en par. ¿De qué conocería mi padre a ese chico y qué tenía que ver con él?
- Em… Si, si, lo conozco… Lo único que no se si se habrá ido ya a su casa… - contesté a mi padre mientras Bea y Mar se metían en el coche sin poder articular palabra.
- No, me da a mí que no. Mírale, ahí está. Dile que venga, que nosotros le llevaremos a casa –.
Yo solo asentí con la cabeza en dirección a Zayn.
- Ven con nosotros, me ha dicho mi padre que te llevará a casa – le dije yo cogiéndole del brazo antes de que él pudiera decir nada – Siéntate delante -.

Una vez todos en el coche, las chicas seguían sin inmutarse por nada, como si el tiempo si hubiera parado y ellas dos no sintieran nada.
Yo simplemente miraba por la ventana contemplando el día. Hacía mucho calor, y eso que estábamos en septiembre. De vez en cuando miraba por el espejo retrovisor, y mi mirada siempre se topaba con la de Zayn, a lo que yo reaccionaba y quitaba la vista.

Cuando me quise dar cuenta, solo quedábamos en el coche mi padre, él y yo. Al llegar a nuestro edificio, Zayn seguía en el coche, lo que me dio por pensar que tenía un vecino nuevo.
- Papá, ¿Zayn vive en nuestro edificio? -.
- Vive en piso de al lado cariño, tu habitación da en frente a la tuya – contestó mi padre mientras habría mi puerta.
Nada más decir eso pensé en Bea y en Mar, en cuanto las gustaría vivir en mi casa en estos momentos, y empecé a reírme sola.

Al día siguiente, al salir de casa cuando estaba a punto de ponerme lo cascos del móvil, ví que la puerta del edificio de mi derecha se abría.
No sé porque me daba a mí, pero a partir de ahora tenía nuevo compañero para ir al instituto.


;1

Los primeros amores jamás acaban del todo.
 Nadie es perfecto, pero no significa que no valga la pena.